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Foto del escritorKaren Arlene Reséndiz

Llamado

Todos tenemos un llamamiento especial de parte de Dios. Él nos ha llamado a servirle de diferentes maneras. Podemos descubrir ese propósito al buscar diligentemente Su voluntad y estar atentos a Su voz.



En la Biblia podemos ver muchos tipos de llamamientos, diferentes tipos de personas y contextos muy distintos en los que Dios fue el autor principal de cada historia. Vemos cómo estos personajes bíblicos decidieron obedecer a Dios en ese llamamiento y lograron obtener grandes victorias según el propósito de Dios.


Gedeón tenía muchas excusas, miedos y preguntas ante el llamado de Dios. Él se sintió débil e incapaz de hacer cosas extraordinarias, así que le pidió a Dios una señal para estar seguro. Dios le concedió no una, sino varias señales, así que finalmente se preparó para ir a pelear por el pueblo de Dios. Gedeón se sintió inadecuado, pero Dios le dio las señales específicas que necesitaba para cumplir su propósito.


Algunas personas se sienten culpables por pedirle señales a Dios, pero esta historia nos enseña que Dios es amoroso y paciente. Él nos muestra su propósito y nos capacita para poder lograrlo a pesar de nuestras debilidades e inseguridades. Dios nos muestra una y otra vez que no es por nuestras capacidades, conocimiento o fuerzas, sino por Su poder.


Moisés fue llamado en medio de una escena peculiar. Una zarza que no se consumía fue la atracción que Dios usó para hablarle por medio de ella. Dios estaba viendo la aflicción de su pueblo y decidió llamar a Moisés para librar a su gente de la esclavitud tan horrorosa que estaban viviendo. Moisés tenía excusas para no cumplir el llamamiento que Dios le estaba haciendo y dudaba de sus capacidades para ser usado por Dios. Así que Dios le envió un ayudante: Aarón. Después de un largo camino, diez plagas destructoras y muchos obstáculos, Moisés logró cumplir el propósito de Dios en su vida. El pueblo de Israel es liberado de la esclavitud y ese hombre tartamudo llegó a ser el líder de su pueblo por muchos años.


Muchas veces ponemos excusas delante de Dios. Nos preocupamos por la falta de talentos, de recursos e incluso de valentía. Y aunque Dios puede darnos todo lo que nos falta, lo más hermoso es ver cómo Él nos puede usar a pesar de esos obstáculos. Su misión y su propósito va más allá de las excusas que podamos tener.


Jeremías fue un profeta de Dios muy joven, y con una tarea difíicil. Fue humillado y menospreciado a causa de su mensaje. Fue conocido como «el profeta llorón», ya que escribió todo un libro de lamentaciones, donde sufrió por la situación en la que el pueblo de Dios se encontraba. Pero Jeremías tenía un llamamiento santo, un propósito especial. La excusa que tenía ante tal llamamiento, era su edad. No se creía lo suficientemente maduro o adulto para cumplir semejante tarea, pero Dios mismo le dijo que pondría Sus palabras en su boca. Dios le dio la seguridad que necesitaba para cumplir ese llamamiento. Y aunque no fue tarea fácil, Dios siempre estuvo con él.


A veces tenemos excusas ante el llamado de Dios. Excusas sobre nuestra edad, como Jeremías; nuestra falta de habilidades o talentos, como Moisés; nuestro estatus social, como Gedeón; y muchas otras. Pero lo interesante aquí, es que Dios está siempre dispuesto a ayudarnos para superar esos obstáculos.

«Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder.» 2 Tesalonicenses 1:11

Dios es quien pondrá palabras en nuestra boca, renovará nuestras fuerzas, y nos dará sabiduría para cumplir Su propósito, aún cuando no nos sentimos listos o valiosos para hacerlo. Y lo mejor de todo, es que nunca estamos solos. Dios siempre nos envía ayuda en el ministerio, personas que irán contribuyendo a ese plan especial.


¿Crees que Dios te está llamando? Asegúrate que tu respuesta sea: —¡Aquí estoy! ¡Envíame a mí!

«A Dios le encanta tomar personas ordinarias para hacer cosas extraordinarias con ellas, a través de ellas, y con ellas.» - Lysa Terkeurst

El llamado de Dios es irrevocable, pero te sugiero que le digas que «sí» cuanto antes.

Sus planes son de bien, y es un gran honor ser parte de lo que Dios quiere hacer aquí en la Tierra.




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